Y ya estamos julio, Mes de la Patria, de las vacaciones
escolares y universitarias. También de los circos y de otras diversiones. Lo
que me llama la atención y, les soy muy sincera, “me aterroriza”, es eso que
llaman el circo del horror: “El manicomio”. Desde que tengo uso de razón habré
ido dos o tres veces al circo, pero a deleitarme de un gran espectáculo
artístico, musical, de payasos que cuentan chistes, de magos que realizan actos
de ilusionismo, hombres y mujeres que realizan malabares, entre otras
demostraciones de mucho interés y atractivas.
Pero ahora, por donde paso veo la publicidad del circo del
horror, denominado: manicomio; y, pienso: “por eso hay tantas personas que
pierden el juicio, por no decir “que se vuelven locas”, que asesinan a sus
progenitores, a sus parejas, en fin. No creo estar equivocada y, si lo estoy,
pido las disculpas del caso, pero actos de violencia y sangre, que es lo que se
muestra en ese lugar, solo coadyuvan a enfermar a la gente de la cabeza para
incitarlos a cometer esos crímenes.
Me contaba una amiga que su vecina llevó a su menor hijo a dicho
circo y mientras esperaban para ingresar se fueron a una cafetería cercana y
por ahí pasó uno de los actores disfrazado de “horror” con un arma punzante,
supuestamente, bañada en sangre (que asco); y el menor al ver eso, le dijo a su
mamá que ya no quería entrar. Se asustó o, tal vez, se traumó.
Otro tema similar es una serie que se transmite por televisión
(soy muy poco de ver la tele) pero conversando con mi amiga me hizo hincapié en
el tema de la serie “Mil maneras de morir”. Confieso que ya me habían comentado
que por Internet también la pasaban. Pero, ¿a quién se le ocurren esos temas?
¿No podría llamarse “Mil maneras de prevenir un accidente mortal”? Eso daría
más rating, si lo que quieren es ganar audiencia y publicidad, digo yo. Pero,
igual, nunca los vería. Mi amiga me comentaba que vio unos segundos y fue tan
horrible que apagó de inmediato su tv, luego lo prendió y rápidamente cambió de
canal. Lo peor de todo es que lo dan en horario familiar, entre las 5 o 6 de la
tarde. Ahora que ya sabe que dan ese programa a esas horas, más o menos, mi
amiga cambia con los ojos cerrados el canal de marras, porque no quiere ver lo
que pasan. Le dije: “yo también haría lo mismo”.
¿Por qué negociar con lo malo, lo trágico, sangre, muerte,
monstruos, en fin? ¿Qué sociedad queremos formar con ese tipo de espectáculos?
¿Qué pasa con los medios de comunicación, con los comunicadores que formamos
opinión pública? Nadie dice nada sobre ese tipo de terroríficos espectáculos,
ni los psiquiatras, ni los psicólogos dicen “esta boca es mía”. ¿Dónde están
ellos?
Ah, pero yo extraño a mi Feria del Hogar, donde, aparte de ver
grandes ofertas de productos y servicios, se apreciaban excelentes espectáculos
musicales, con artistas nacionales e internacionales, los juegos mecánicos,
comer una riquísima manzana acaramelada en plena tardecita; y por la noche los
riquísimos anticuchos. No sigo porque abriré el apetito de mis queridos
lectores. Tiempos aquellos, muy lindos e inolvidables.
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