Por
Tere Ubillús
Publicado en el Semanario
"Hora Cero"
(Del 24 al 30 de julio)
El baile, receta infalible
¿Quién quiere ser feliz? ¡Todos! ¿Cuántos quieren envejecer? ¡Nadie! Pero es la ley de la vida llegar a una edad avanzada (70, 80, 90 y hasta 100 años), lo que actualmente es el promedio de existencia del ser humano. Claro, los que se cuidan comiendo sanamente -ya sea verduras, frutas-, menos carnes, grasas, dulces, entre otros productos que afectan seriamente la salud; y practicando algún deporte o haciendo ejercicios físicos muy frecuentemente. Sin embargo, para los médicos de mente empresarial es un negocio redondo el cuidado que ya requieren los llamados de la “tercera edad” y no “ancianos” (a mí, en particular, ese término “anciano” me suena cruel, como que a la persona la hacen sentir –entre otras palabras-: “viejo”, “acabado”, “inútil” y que pronto llegará a su fin existencial). Recuerdo los comentarios de mis jefes del diario “El Comercio”, cuando contaban que al doctor Aurelio Miró Quesada no le gustaba, para nada, esa palabrita. Peor aún cuando a una persona de 60 años la llamaban “anciana”. Decían mis jefes que él no era partidario de ese calificativo, porque una persona a esa edad todavía está en pleno uso de sus facultades, tanto físicas como mentales; y le doy la razón. Tengo familiares y amistades de esa edad, que suelen decir que están en plena flor de la vida y muchos no aparentan pasar o tener los 60 años, porque aún trabajan y, eso amigos, es bueno, porque mantienen su tiempo ocupado.
Es que la vejez se la hace uno mismo pensando que ya le falta poco, que le duele tal o cual parte del cuerpo, que se siente cansado, desanimado o porque se entera que un amigo o familiar de su edad pasó a mejor vida y que ahora él sigue en la lista.
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Pedro y Yuyi Carranza bailando "All That Jazz de Chicago" |
A propósito de esta última recomendación, tengo una pareja de tíos muy queridos, que llevan más de 50 años de casados y en los últimos años se han dedicado a bailar Jazz, entre otros ritmos. Son un ejemplo a imitar, tanto como pareja, como bailarines. Ya quisiera bailar así a mis cuarenta y ocho años.
En particular, a esta etapa de la vida, yo la calificaría como la “segunda juventud”, porque es cuando uno mismo se da cuenta que puede seguir dando lo mejor de sí, ya sea en un baile, en trabajos manuales o intelectuales. Este tipo de actividades demuestra que la felicidad entre una pareja, que perdura por muchos años con Amor, Comprensión y Confianza -como el caso mencionado-, es la receta de lo que podría llamarse el “Verdadero Amor”. Pero como dice mi tío Pedro Carranza, entusiasta motivador, todo está en la mente y en la actitud de ser positivos. Así lo hace saber en su blog http://pedromcarranza.blogspot.com con temas de motivación hacia el éxito y la felicidad. Pero, mejor conozcamos qué es lo que él pone en práctica para arrancarle la felicidad a la vida, como lo dice en su libro “Felicidad al alcance de todos”, con el que obtuvo el premio al mejor libro de motivación en español, en la Feria Internacional del Libro de Chicago.
www.newsandcommunications.blogspot.com
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