Publicado en el Semanario
"Hora Cero"
(Del 05 al 11 de junio)
Ser buena, atenta, acomedida (sinónimo de servicial) es muchas veces confundido con calificaciones como: tonta, quedada, sonsa, en fin, nunca terminaría de enumerarlas. Para mí, que aplico la metafísica, el ser positiva, que significa pensar y actuar bien. Se le llama también la Ley de la Atracción: Causa-Efecto.
Esta semana me tocó vivir capítulos en mi vida, como el de ayudar al prójimo, a mis hermanos, en buen cristiano. El lunes muy temprano, yendo al trabajo, vi como una “Combi de la Muerte” (horrendo término) atropelló a un pequeño escolar, de más o menos 7 u 8 años de edad. Vi volar a la criatura ante el tremendo impacto que el vehículo le dio, que en un descuido de sus padres cruzó temerariamente la gran Av. Brasil, cuadras 21 y 22, donde NO hay ni un resguardo policial, a las 7 de la mañana. Estos llegan a partir de las 7.30 am.
La gente de inmediato realizaba llamadas por sus celulares. A mí se me ocurrió correr y detener al chofer de dicha unidad de transporte público, a quien le llamé la atención por el penoso hecho. Mi hija mayor estaba conmigo y con lágrimas en los ojos, miraba al niño y me dijo: “Mamá hay que llevarlo al hospital”. En ese preciso momento, un taxi paró y nos abrió la puerta del auto para subirlo y cuando quise cargar al menor, la gente me dijo que no lo tocara, porque podría convulsionar en el camino y eso sería peor. Hubo un par de enfermeras que lo rodearon, pero ni se le acercaron (Qué tal vocación, pensé. Porque si yo supiera de primeros auxilios lo atendía también. Tampoco me crean que soy la sabe lo todo o la que quiere salvar al mundo, aunque ya quisiera, modestia aparte).
Debo advertir que creo mucho en los ángeles, como creo en un Maravilloso Dios Todopoderoso. En su momento, apareció un doctor, admirable hombre. De inmediato abrió su maletín sacó sus guantes quirúrgicos y revisó minuciosamente al niñito, quien no abría los ojos, parecía estar inmerso en un profundo sueño; pero el médico dijo que estaba vivo.
Ante este triste y lamentable episodio aparecieron los efectivos de serenazgo “efectivos” no sé para qué, porque no podían movilizar al menor con sus unidades, en vez de agilizar el tránsito, que este accidente ocasionó, lo entorpecieron más. Era todo un caos. El tiempo transcurría y no aparecía ninguna ambulancia; pero como siempre llegaron los valientes bomberos, punto para ellos, que son los primeros en llegar. Aún sin poder estacionar bien la unidad, bajaron raudamente con camilla en mano y se llevaron al menor con dirección al Hospital del Niño.
Pasaron los minutos, aproximadamente 7 y 30 de la mañana, se asomó la policía, por fin. Porque no me desprendí, en ningún momento, del chofer de la combi y lo entregué a un agente. Hasta ahí creí que hice lo mejor. Pero, luego recordé un caso en que el chofer arregló con la policía y se fue dejando a un joven, que luego murió; y hasta la fecha no se logra la captura de dicho mal conductor. La madre del joven reclama justicia y hasta llegó a amenazar en la comisaría, donde sentó la denuncia del accidente, que si veía al asesino de su hijo, lo mataría y luego viviría tranquila, porque no hay justicia y la policía no hace nada. Bueno, tampoco se trata de eso, pienso, pero perder un hijo en esas circunstancias debe ser muy doloroso y para no olvidarlo nunca, pues se trata de un ser al que llevaste en el vientre, al que cuidaste por más de 20 años.
Apelo a las autoridades, si las hay, y a los responsables de las empresas de transporte público que tomen conciencia sobre estos accidentes. Porque siguen haciéndose carrera entre ellos mismos, adelantándose a otras unidades para captar más pasajeros o quieren ganar la luz del semáforo y dejan al pasajero en otro paradero, que significa de dos o tres cuadras más. ¿Hasta cuándo los peruanos tenemos que soportar esa falta de Educación y Cordialidad para con los pasajeros? Porque apenas se detienen en el paradero nos apresuran a bajar. Hay jóvenes que vienen con sus mochilas y cosas en la mano, que apenas pueden sostenerse y los hacen bajar rápidamente, corriendo el riesgo de sufrir una caída, por el apremio de seguir corriendo como locos. Porque solo gente que no tiene conciencia y con falta de delicadeza puede hacer esto. ¿No tendrán hijos, padres? Repito lo de mi columna anterior: ¿No tienen familiares esperándolos en casa?
Otra sugerencia sería colocar más semáforos con medición del tiempo para cruzar las pistas.
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